2 A propósito de Gil de Biedma y de Bob Dylan - Revista Contexto y Acción - 6 agosto 2025
POLÍTICAS DE LA SENSIBILIDAD Y EL GOZO
¿Lo que importa es que te guste?
Para entender el poema o
la canción quizá basta que te guste
Miquel
Porta
Artículo publicado el 6 de
agosto de 2025 por la revista Contexto y
Acción (https://ctxt.es/es/20250801/Culturas/49843/gil-de-biedma-bob-dylan-sensibilidad-gozo-entender-poema-gustar-miquel-porta.htm)
Conectado con el presente
artículo –y en cierto modo adelantando alguna de sus ideas–, unas semanas
antes, el 19 de junio de 2025, la revista Hedónica
publicó Jaime Gil de Biedma y Richard
Sanger: El juego de traducir versos (https://www.hedonica.es/).
Destacados, y de qué trata el artículo:
– Los comentarios de Jaime Gil de Biedma (“lo
que importa no es entender el poema, lo que importa es que te guste...”) conectan
plenamente con lo que los autores del podcast dicen sobre “A hard rain’s...”: “a
Dylan no le da miedo que el significado de sus versos no sea claro y obvio... a
mí no me preocupa qué significa lo de la escalera blanca cubierta de agua; de
hecho, hace a la canción mucho más potente...”.
– El lector común se pregunta hasta qué punto
las explicaciones de artistas o autoridades le ayudarán a entender y a gozar más
de la obra que le atrae.
– El goce y el gozo del ciudadano común es una
cuestión eterna, siempre de actualidad y relevancia política.
– Hoy millones de personas hacemos conexiones creativas
entre cuestiones vitales y culturales cotidianamente, a una escala planetaria gigantesca,
aunque minoritaria.
– Estar sumido, inmerso, absorto… siguen siendo
condiciones cognitivas, psicológicas o culturales propicias –¿necesarias?– para
aprehender y disfrutar la poesía.
– Podcasts y otros productos digitales andan cambiando
radicalmente quiénes y cómo –creadores, expertos, mediadores, propietarios– opinan
sobre temas culturales. Bastantes productos son de una calidad deplorable.
– Muy por encima de todo tinglado intelectual,
el lector común es feliz cuando estalla una traca que conecta e incendia dos o
más galaxias culturales y emocionales que le atañen.
– Quizá basta. Que te guste. Para entenderla.
La obra.
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Es un poema escrito en una lengua
muerta o aún no nacida.
Lo leemos
con la fascinación de no entender.[1]
Siempre les he dicho a mis estudiantes que tengan poca
bibliografía, que no lean críticas,
que lean directamente los libros; entenderán poco, quizá,
pero siempre gozarán y estarán oyendo la voz de alguien.
Yo diría que lo más importante de un autor es su
entonación,
lo más importante de un libro es la voz del autor, esa
voz que llega a nosotros.[2]
.
En varias entrevistas en
las que Jaime Gil de Biedma da cuenta de su obra[3]
menciona perturbadoras ideas como las siguientes:
Idea de Coleridge: «La poesía da más placer cuando es sólo
comprendida de un modo imperfecto».
De Eliot: «La poesía puede resultar muy estimulante antes de
ser comprendida».
Suyas propias: «Cuando lees un poema, lo que importa no es
entenderlo; lo que importa es que te guste». «La parte más afectiva e
irracional del poema la pone siempre el oído». «En un buen poema no puedes
distinguir entre emoción e inteligencia».
Así que el lector que soy
se equivoca mucho, aunque no del todo, cuando se empeña en –y se enfurruña por
no– entender intelectualmente un poema u otra pieza de arte. Pero es que el poema
le atrae e intriga. Peor: le gusta. Peor: y no sabe por qué, y quisiera saber un
poco por qué. ¿Cómo no querer entenderlo, creer que si lo entiende lo
aprehenderá y disfrutará más?
¿Cómo disfrutar mejor del juego de leer versos? Que sí lo es –un atávico
juego fascinante– y no tiene en absoluto por qué «acabar pareciéndose al vicio
solitario».[4]
Le place, turba. Un
poema o una canción. No sabe por qué, quisiera saber un poco por qué.
Durante varios días el
lector está absorto sumido a ratos en la poesía de Jaime Gil de Biedma y en sus
innecesarias, pasmosas «explicaciones» (cielos, ¡«lo que importa no es entenderlo,
lo que importa es que te guste»…!). Y luego, en un momento banal e imprevisto, se
cruza como si nada con un podcast sin aparente relación con el poeta. Un
podcast sobre las letras de Bob Dylan.[8] Entonces estalla la traca y el
lector es feliz.
Paréntesis (este párrafo).
Por los siglos de los siglos, sin que apenas influya la tecnología, estar “sumido,
inmerso o absorto” parecen condiciones cognitivas, psicológicas, espirituales o
culturales propicias para aprehender y disfrutar de la poesía y otras formas
artísticas. A menudo basta el silencio, la luz del sol o de una vela. En una
conservadora visión elitista de la cultura se dice que históricamente esas condiciones
las han disfrutado, mayormente, selectos espíritus cultivados. Absorto en su
fabulosa biblioteca, inmerso en la ópera divina... Pero hoy no parecen tan infrecuentes.
Esas condiciones o estados se dan masivamente;
por ejemplo, en muchos conciertos vividos por miles de espíritus jóvenes en
muchos lugares del mundo, cada semana. Jóvenes que chupan, mezclan y absorben
hasta la médula del cerebelo emoción e inteligencia, razón y pasión, tragedia y
alegría. Una alegría sencilla, ancestral, tan humana como gratuita. «La parte
más afectiva e irracional del poema la pone siempre el oído». «En un buen poema
no puedes distinguir entre emoción e inteligencia». Ni en un buen concierto. No
subestimemos al lector, al individuo empapado en el arte de Rosalía, Springsteen,
Swift, Bad Bunny…
En el podcast sobre las
letras de Dylan,8 el director
del mismo, Ben Burrell, y su huésped en ese episodio, Daragh Carville, conversan
sobre ellas de forma nada pretenciosa; distendida y sugerente, divertida; a
ratos profunda y emocionante… enlazando sus vivencias personales de Dylan con
informaciones e ideas de interés para el oyente, sin ombliguismos.
Cuidado: miles de podcasts
y similares llevan años cambiando radicalmente quiénes y cómo opinan de los
temas que trata este artículo. Cambiando el papel de creadores, expertos,
mediadores, propietarios, vividores. La gran mayoría de ciudadanos, incluso
quienes disfrutamos de cierta cultura, apenas tenemos conciencia de las vastas
galaxias de productos digitales culturales en las redes sociales e industriales
de la Tierra. Como oyente y lector esporádico de una ínfima fracción de tales
productos mi impresión es que una buena pequeña parte ofrece información, teoría,
análisis y pensamiento de un nivel muy alto, comparable al de los centros
académicos, instituciones y medios culturales de mayor prestigio,
tradicionalmente. Pero otros muchos podcasts son de una calidad cultural y
periodística deplorable.
En un momento dado, hacia
la mitad del programa sobre Dylan,8 salta la
chispa y estalla la magia: son minutos dedicados a una canción única, «A hard rain’s a-gonna fall». El título se refiere a una tormenta
simbólica. Sugiere que algo muy fuerte va a pasar: «la que va a caer», diríamos.
Dylan la interpreta por primera vez en setiembre de 1962 y durante los 60 años
siguientes, hasta hoy, ¡que no está mal!.[9],[10] Una canción única porque, según el
podcast, nadie había hecho una como ella. Para hacernos una idea del contexto,
dice Carville, los Beatles acababan de grabar «Love me do». Angelitos…
Al escéptico oyente común
–no lo subestimemos– le divierten estos contrastes simples y crueles. «A hard
rain’s a-gonna fall» y «Love me do»… qué fuerte. No lo subestimemos pero
tampoco olvidemos que no sabe nada de análisis poético.2,[11]
El lector común nunca ha
leído –o quizá no sería tal– textos fundamentales como el clásico de Carlos
Bousoño (1970),[12] en el que dicen queda claro que la puerta
de entrada a todo análisis poético debe ser la sensibilidad.
Ahora podemos releer la
cita inicial de Borges.2 Esa
experiencia estética y esa sensibilidad con los libros significa el placer ante
la presencia de la poesía, que acoge en su familia a la prosa y al verso. En
Borges y en tantos otros, la poesía es una pasión y un placer.12
Obviamente, todo lo que
comentamos tiene fuertes causas y consecuencias políticas.
Políticas de la
sensibilidad y el gozo, políticas que despiertan y educan sensibilidades y
goces. Artísticas, democráticas, civilizatorias, emancipadoras, liberales.
La equidad de la educación
primaria y secundaria, la calidad de los medios de comunicación y del debate
social, la calidad democrática de las instituciones, el tono cultural y cívico de
una sociedad… Política.
La eterna capacidad de la
poesía y de tantas artes de hacernos sentir
la voz de alguien que nos toca adentro y nos hacer sentir bien, o fatal...
Por caminos poco racionales.
¿La musicalidad del
lenguaje, se pregunta el agnóstico oyente, o la (esa sí arcana) vocalización de
Dylan? Porque hay versiones de «A hard rain», fascinantes, en las que no se le
entiende pero que nada; aunque uno haya nacido en la mismísima Duluth,
Minnesota, o en el vecino Stevens Point, Wisconsin. ¿O acaso lo que nos lo hace
tan claro y atractivo no es más que su precaria voz, su desdén, impostura,
arrogancia, carisma, genio de Nobel inverosímil?
No va mal que en la
pequeña pantalla del móvil alguien te de la letra.
Impertérritos ante las
triquiñuelas lingüísticas de Dylan, melómanos avezados a diseccionar la música
que se tercie, los dos expertos podcasteros8 señalan que
la mayoría de versos de «A hard rain…» no
presentan dificultad alguna, por favor, en ellos se ve y siente diáfanamente de
qué habla la joven promesa folk: de un mundo desquiciado y cruel. Su canción es
un ‘catálogo de horrores’. Como en «me encontré a una mujer joven cuyo cuerpo
ardía», casi profética –dice Carville– de aquella imagen horrible de una niña gritando
y corriendo desnuda tras un ataque con napalm en Vietnam en 1972, diez años más
tarde.[13] Una
brillante, certera y cruda conexión
del experto, me parece a mí.
Ah, qué bien: esos autores
de podcasts meticulosos, atrevidos y divertidos, inteligentes y cultos. Poco
dados a lo influencer facilón. What a fucking difference…
Sin
embargo. Sin embargo: «A hard rain» tiene numerosos versos enigmáticos.9,10 Que no se
entienden, vaya. Y en estas Carville confiesa8 –con manifiesta
inseguridad, ingenuidad, dulzura– su asombro ante uno inesperado e inexplicable,
de una equívoca y venenosa sencillez, «I saw a white ladder all covered with
water» («vi una escalera blanca toda cubierta de agua»). Carville no entiende mucho
qué pinta la escalera ahí en medio de recién nacidos rodeados de lobos, autopistas
de diamantes, ramas negras con sangre goteando, martillos, pistolas, espadas.
Pero si
es puro Dylan. Recordemos que el tipo solo está empezando, estamos en 1962,
¡tiene 21 años! Faltan 54 para que gane el Nobel, aquel día inexplicablemente feliz
para el dylaniano común.
Por si acaso: en aquel lejanísimo
1962 tu no habías nacido y yo tengo cinco; años. Franco, 70. Le faltan 13
eternos años para agonizar definitivamente.
A ratos Carville balbucea.
Mal asunto en un podcast8: más de uno
lo escucha conduciendo veloz por una carretera con más camiones y radares que
diamantes a la vista. Pero a la postre a Carville le sale un pasaje auténtico y
casi estremecedor, un pico del podcast. Dice: «a Dylan no le da miedo que el
significado de sus versos no sea claro y obvio». ¡No le da miedo, dice el
experto! Y entonces Carville añade, con una profundidad emocional e intelectual
que me parecen magníficas:
«No sé qué
pensé que significaba lo de la escalera blanca cubierta de agua, no me preocupa; de hecho, hace a la
canción mucho más potente, pues la canción no es un simple ‘catálogo de horrores’,
contiene también esa especie de extraños, misteriosos versos.»
¿Entender qué significa? No me preocupa. ¿Qué significa entender?
Magia e inteligencia:
Dylan. Arte. Eso es todo. Lo que el lector común necesita. Para disfrutar. No:
necesita más: paz interior, sensibilidad, ganas…
Para entender de alguna
manera el poema quizá basta que te guste. Una buena forma de entender el poema
es que te guste.
Un verso diferente,
inexplicable. Que no necesita explicación para nada. Un estruendo de silencio y
plenitud. Una leve y fugaz felicidad personal.
Sencillas y cristalinas
son también las palabras de cada uno de los cinco versos que inician cada una
de las cinco partes de la canción: son siempre «hijo mío de ojos azules»; por
ejemplo, «Oh, what did you see, my blue-eyed son?» («Oh, ¿y qué viste, hijo mío
de ojos azules?»).
Segundo y último
paréntesis. Sumergidos en «A hard rain…» mientras estas partes se van
repitiendo, hoy es imposible no pensar en algo muy distinto del tono tenebroso de
la canción: el luminoso y romántico «as I remember your eyes were bluer than
robin’s eggs» («tal como los recuerdo, tus ojos eran más azules que los huevos
del petirrojo»), que Joan Baez se dice a sí misma, refiriéndose a Dylan, nostálgica
y lúcida, mientras él la llama desde una cabina telefónica en el Midwest. En «Diamonds
and rust», claro, otra maravilla de canción.[14] Por
la ternura y la distancia con que ella cuenta la amorosa historia que vivieron,
por la crónica que la canción ofrece de aquellos tiempos audaces, los de «A
complete unknown».[15]
Al parecer los huevos del
petirrojo pájaro, de equívoco nombre, son de un azul maravilloso. Con poca imaginación basta para intuir el partido
que Dylan les sacó, a sus bellos ojos irresistibles.
Y entonces, cuando
finalmente en «A hard rain…» ella, la madre (o el padre) le pregunta «qué vas a
hacer ahora» a su amado hijo de ojos azules («Oh, what’ll you do now, my
blue-eyed son?»)… entonces no nos queda más remedio que leer o escuchar el
último párrafo del poema: «I’m a-goin’ back out ’fore the rain starts
a-fallin’, I’ll walk to the depths of the deepest black forest, where the
people are many and their hands are all empty...» («Volveré allá afuera antes
de que la lluvia empiece a caer, caminaré hasta el fondo de la selva negra más
profunda, donde la gente abunda y sus manos están vacías...»).
Este es el otro pico podcástico,
poético y musical, emocional… en el que me sentí momentáneamente feliz y
cercano a Carville y Burrell, al enlazar la experiencia literaria-musical de
ellos y sus análisis con lo que unas horas antes había vivido releyendo los
poemas y las ideas de Jaime Gil de Biedma.
Este es el tema.
Conexiones, vivencias… Comprender y gozar.7
Y estas conexiones creativas
las hacemos cotidianamente millones de personas, a una escala y con una
densidad planetaria gigantescas, sin precedentes en la historia. Aunque
minoritaria, desde luego.7
No importa nada lo que
pensemos de Dylan como ser humano, cuánto nos eche ’patrás esto o aquello de su personalidad… seguro, seguro que no lo
querríamos de yerno o cuñado. Son los poemas y las canciones de él lo que nos interesa,
¿no? Ni siquiera su bourbon.[16]
Aunque puedo decir que no está mal.
Cuando escuchas una
canción, lo que más importa no es entenderla, sino que te guste; a menudo la
parte más afectiva e irracional de la escucha la pone la amígdala cerebral, el epitálamo, quién sabe;
en una buena canción no puedes distinguir entre emoción y razón. ¿Seguro…
quizá…?
Quizá basta. Que te guste.
Para entenderla. La obra.
Por supuesto: para
disfrutarla es suficiente que te guste. Casi tautológico, casi. Pero no: puede
causarte inquietud y repulsa y gustarte, provocarte admiración, etc.
Cuando la entiendes,
también puedes disfrutarla más.
Cuando escuchas un poema, entenderlo de algún modo ayuda a
gozarlo, aunque bien te puede gustar un montón sin entenderlo del todo. La
parte más afectiva e irracional del poema a menudo la pone el oído interior. Cuando
escuchas y conectas con tus vivencias previas. En un buen poema ni puedes
distinguir entre emoción y razón, ni falta que hace.
O un poco sí y no pasa
nada por intentar aprender y disfrutar algo de teoría poética.11,12
____________________
Artículo publicado el 6 de agosto de 2025 por la revista Contexto y Acción (https://ctxt.es/es/20250801/Culturas/49843/gil-de-biedma-bob-dylan-sensibilidad-gozo-entender-poema-gustar-miquel-porta.htm
El autor agradece las sugerencias de C.E., y el gozo de su amistad.
Miquel Porta Serra es investigador del Instituto de Investigación del Hospital del Mar (IMIM) y catedrático de Medicina Preventiva, Epidemiología y Salud Pública en distintas universidades (UAB, UNC, NYU, UPF) (https://linktr.ee/mporta). Su libro más reciente es Epidemiología cercana (Triacastela, 2022). En las próximas semanas aparecerá una nueva edición de su A dictionary of epidemiology (Oxford University Press, 2025).
[1] Piqueras, JV. Yo
que tú. Manual de gramática y poesía. Logroño, Los aciertos & pepitas
de calabaza, 2022. p. 27.
[2] Borges JL. El libro. En: Borges oral.
Barcelona, Bruguera, 1980. https://www.laserpblanca.com/borges-el-libro.
[3] Pérez Escohotado, J (ed.). Jaime Gil
de Biedma. Conversaciones. Barcelona, El Aleph, 2002. pp. 192, 218,
254-255. https://www.iberlibro.com/primera-edicion/Jaime-Gil-Biedma-Conversaciones-Javier-P%C3%A9rez/30509531291/bd.
[4] Gil de Biedma, J. Las
personas del verbo. Barcelona, Seix Barral, 1982. pp. 139-140. https://www.iberlibro.com/primera-edicion/personas-verbo-Jaime-Gil-Biedma-Editorial/30508419136/bd. Barcelona, Lumen, 2025.
[5] Porta, M. Jaime Gil de Biedma y
Richard Sanger: El juego de traducir versos. Revista Hedónica, 19 junio
2025. https://www.hedonica.es/jaime-gil-de-biedma-y-richard-sanger-el-juego-de-traducir-versos/. Reseña de: Gallego Roca, M (ed.). Jaime
Gil de Biedma y Richard Sanger. Correspondencia (1981-1987). Almería, Editorial
Universidad de Almería, 2024. https://editorial.ual.es/libro/jaime-gil-de-biedma-y-richard-sanger-correspondencia-1981-1987_157081/.
[6] Ferraté, J. Jaime Gil de Biedma: cartas y artículos. Barcelona, Sirmio –
Quaderns Crema, 1994. pp. 103-112. https://www.iberlibro.com/9788477690849/Jaime-Gil-Biedma-cartas-art%C3%ADculos-8477690847/plp.
[7] Porta, M. Las quiero a morir. Un elogio del goce y el gozo masivo de la música. En: Epidemiología cercana. La salud pública, la carne y el oxidado cuchillo del
miedo. Madrid, Editorial Triacastela, 2022. pp. 145-155, 217,
220, 277. https://triacastela.com/product/epidemiologia-cercana/.
[8]
Burrell, B. Bob Dylan: Album by album.
Special episode: Daragh Carville on Dylan’s lyrics (2022). https://open.spotify.com/episode/1p9Ym4ZXdMO026JePopwge?si=4d35d5af74c04662. Como es de suponer, existen numerosos podcasts dedicados a Dylan: https://podcast.feedspot.com/bob_dylan_podcasts/.
[9] Bob Dylan (sitio web oficial): https://www.bobdylan.com/. https://www.bobdylan.com/albums/freewheelin-bob-dylan/. https://www.bobdylan.com/songs/hard-rains-gonna-fall/.
[11] Poetry analysis. https://en.wikipedia.org/wiki/Poetry_analysis.
[12] Bousoño, C. Teoría
de la expresión poética. Madrid, Gredos, 1985.
[13] Phan Thi Kim Phuc, the napalm girl. https://en.wikipedia.org/wiki/Phan_Thi_Kim_Phuc. https://es.wikipedia.org/wiki/Phan_Th%E1%BB%8B_Kim_Ph%C3%BAc.
[14]
Diamonds & Rust. https://en.wikipedia.org/wiki/Diamonds_%26_Rust_(song).
https://es.wikipedia.org/wiki/Diamonds_%26_Rust.
[15]
A complete
unknown. https://en.wikipedia.org/wiki/A_Complete_Unknown. https://es.wikipedia.org/wiki/A_Complete_Unknown.
[16]
Heaven’s door. A collection of American whiskeys
co-created with Bob Dylan. https://www.heavensdoor.com/.